La hidratación con parafina

La parafina es una mezcla de hidrocarburos de elevado peso molecular con una temperatura de fusión de 40ºC. Se puede aplicar tanto en tratamientos corporales como faciales. En los tratamientos corporales se utiliza como aislante térmico para provocar la sudoración, con ello se logra en el organismo el efecto sauna o invernadero, se puede observar en una sesión que el aspecto de la piel mejora gracias a su efecto hidratante. Este tratamiento favorece además la penetración de los activos esenciales y es muy utilizado en rehabilitación para problemas de artritis o artrosis, ya que, por su efecto calor alivia los síntomas de estas enfermedades.

Para la correcta utilización la parafina se calienta en unos recipientes específicos con termostato de seguridad en los que la temperatura no supera los límites de la piel (51ºC); antiguamente se calentaba al baño maría.

En el caso de manos o pies se sumergen en el baño de parafina 5 veces para conseguir una capa adecuada y se cubre con una bolsa protectora, tras 20 minutos se retira la parafina y se desecha junto con la bolsa.

La parafina también se puede utilizar en tratamientos del rostro como mascarilla final tras la higiene facial, es también un perfecto sustituto del vapor por su efecto oxigenante y desintoxicante aunque su principal función es la hidratación. Se aplica sobre una gasa facial, 5 capas necesitaremos para conseguir la consistencia adecuada, se deja actuar 15-20 minutos y se retira la gasa junto con la parafina.

Además de constituir uno de los sistemas de hidratación mas infalibles, el tratamiento de la piel con parafina tiene muchas ventajas debido a su baja inversión inicial, rápida amortización y espacio mínimo requerido para su aplicación. Es por lo tanto un tratamiento innovador que se lleva a cabo de forma agradable, limpia, cómoda y fácil, y ofrece unos resultados inmediatos.